El sobredesgaste emocional del abogado de Familia
Artículo publicado en Economist & Jurist dentro del dossier: `Síndrome de burnout en la abogacía (III): “Es difícil no llevarte a la cama los problemas de tus clientes”`
Ramon Quintano Ruiz
Vocal de la Asociación Española de Abogados de Familia (AEAFA) y vicepresidente de la SCAF
A los abogados de Familia se nos confían los problemas más íntimos y dolorosos de las personas. Asuntos con una enorme carga emocional. El futuro de los seres más queridos del cliente, o de los aspectos más importantes de su vida, está en nuestras manos, lo que nos comporta un agotamiento emocional superior al que sufren otros compañeros dedicados a otras áreas del Derecho.
Trabajamos en un escenario muy exigente: el del pleito más importante en la vida de nuestros clientes. Y con un material altamente sensible: personas con discapacidad que necesitan protección; menores inmersos en el conflicto de sus progenitores que han roto su relación; padres, hijos y hermanos peleados por una herencia; y así hasta cubrir el universo entero de los dramas humanos.
Por las características de nuestra especialización, los abogados de Familia tenemos que ser muy accesibles y empáticos. A menudo, esa cercanía deriva en correos electrónicos, mensajes de WhatsApp y llamadas a horas extemporáneas que agitan nuestras vidas. Pese a la experiencia y las barreras de autoprotección, al final acabamos cargando una mochila, muchas veces, demasiado pesada.
Y a todo lo anterior hay que sumar las consecuencias emocionales derivadas de la pandemia sanitaria y la consiguiente crisis económica, que nos afectan a todos.
A menudo, recomendamos a nuestros clientes que vayan a un psicólogo a fin de que les ayude a sobrellevar mejor las experiencias vitales que nos explican. Sin embargo, no tenemos la costumbre de ser nosotros los que, de vez en cuando, nos dejemos cuidar por esos profesionales. Sería un buen propósito para este año que comenzamos: “cuidarnos para cuidar mejor”. Respirar, descansar, hacer ejercicio físico, meditar, incorporar hábitos más saludables.
Conciliación de la vida familiar
Tal y como indicó la Presidenta del CGAE, Victoria Ortega Benito, durante la presentación del estudio elaborado por “Humanizando la Justicia”, son muchas las causas que generan un desgaste profesional a quienes ejercemos y, por tanto, son muchos los aspectos que hay que trabajar. Desde mi punto de vista, una de las claves principales es la de conseguir la efectiva conciliación de la vida familiar con la vida laboral. Es inadmisible que suceda, por ejemplo, lo que les ha ocurrido recientemente a nuestros compañeros María Benito Calvo y Antonio Jiménez Bustamante, a quienes no se les ha suspendido un juicio señalado para tan solo dos días después del previsto para el nacimiento de su primer hijo. O lo que le pasó a nuestro compañero Emilio Pérez Mora, a quien se le mantuvo un juicio a pesar de estar aislado preventivamente en su casa por indicación médica por tema COVID. Otro agravio es que no podamos gozar de las 16 semanas del permiso por el nacimiento de hijo. Ni que no hayamos podido descansar durante todo el pasado mes de agosto.
Sorprendentemente, y salvo error, no existe ninguna entidad de la abogacía institucional que se preocupe por estos temas, como sí sucede en el ámbito médico. Solo las instituciones privadas como “Humanizando la Justicia” o el “Instituto de Salud Mental de la Abogacía” trabajan actualmente en esta cuestión. Sería éste, sin duda, un buen propósito de la abogacía institucional para este año: constituir y dotar de medios suficientes una entidad que se dedicara a velar por la salud y el bienestar de todos los abogados y, por consiguiente, garantizar una mejor calidad asistencial a los ciudadanos.
Desde la AEAFA nos tomamos como propio este objetivo y vamos a luchar por alcanzarlo. Una bandera que enarbolamos por la salud y el bienestar de todos nuestros compañeros.
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